Che El Argentino

Ricardo Ibarra

Era miércoles, día del clásico dos por uno en el ingreso a las salas de cine en Guadalajara. Trepé por escaleras mecánicas hasta el Cinépolis situado en el piso superior de la Gran Plaza. No tenía ningún plan de vuelo cinematográfico, sólo el deseo de ver una película para la distracción mental, lo común.

Analizo los carteles, el programa luminoso con las películas y los horarios del día, reviso la síntesis de las cintas. Nada interesante.

De pronto, recuerdo la película de Che, El Argentino. Tenía entendido que ya por estos días estaría en exhibición. Pregunto a una de las empleadas y aciertan: está en cartelera. Pero por qué razón no la encontré ni en los carteles ni en los anuncios luminosos ni en el despliegue de las síntesis de las películas. Aún no me queda claro.

Ni siquiera la vi anunciada en espectaculares ni en la superficie de los jodidos camiones que transitan por la ciudad devastada.

Supongo que como sucedió con otras cintas, como la de Fraude: México 2006,  es conveniente para las empresas y las sociedades anónimas evidenciar los problemas, continuar la ideología del mundo feliz y de la comodidad que ha pretendido el gobierno de los hombres por encima de la naturaleza, anteponiendo a la maquinaria social y de las vidas humanas para el provecho de unos cuantos. Una época en donde las ideas están muertas y son usurpadas por instituciones corruptas que privilegian a unos cuantos. Un tiempo en la cual la censura se manifiesta en la pobreza, la miseria, el hambre y la supervivencia de las familias y los elementos que la conforman.Vivimos momentos en los cuales las mentalidades son alimentadas con basura que no es reciclable, que no circula y que no hace que fluya la libertad , la vida o la justicia.  Porque los gobiernos no tienen proyectos comunitarios ni fuerza ni dirección para realizar a  los jóvenes, los trabajadores, estudiantes.

Quién sabe. Pero pienso que tuve suerte en localizar la película, y evocar los ideales de un grupo de hombres que lucharon para quebrar a las instituciones podridas que los sometían.