RICARDO IBARRA
Martin Roberto Murillo Gómez, que se define como un «PL724365», es decir, un prestador de libros, 7 días a la semana, 24 horas al día, 365 días al año, llegó como invitado a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) para empujar su «carreta literaria» desde Cartagena (Colombia).
Su aspiración de convertirse en analista de la Asociación de Baloncesto de EE.UU. (NBA, por su sigla en inglés) lo llevó, inesperadamente, a empujar una carreta cargada de libros por las calles de Cartagena para promocionar la lectura, lo que ahora hace por los pasillos de la FIL, invitado especialmente por la directora de la Feria, Nubia Macías.
La carreta literaria, describe Murillo Gómez, «es un proyecto de promoción de lectura hecho en Cartagena para el mundo», explicó en entrevista con Efe.
Su historia con la carreta literaria comenzó cuando conoció a directivos de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, quienes le recomendaron que para ser un buen analista deportivo tendría que acercarse más a los libros.
«Jaime García me dio una recomendación que nunca se me ha olvidado: que para ser un buen analista, porque yo siempre he querido ser analista de la NBA, que no venden en un supermercado ni lo venden en una farmacia, habría que dedicarse a leer y yo traía un hábito de lectura más o menos, y a partir de ahí, de ese consejo, lo triplique».
Murillo Gómez era un vendedor de agua en las calles de Cartagena y hacía tiempo que sus amigos lo animaban a cambiar de oficio, así que a partir de las lecturas que hizo, eligió convertirse en un personaje que empuja una carreta con libros para prestar.
«La carreta», añadió, «es un vehículo de transporte que tenemos en nuestra tierra, en nuestro continente, y en Colombia tiene dos connotaciones, la física y otra literaria, de manera que así se le dice a la persona que habla mucho, que es muy dicharachera, que es carretero».
En 30 meses, desde el 22 de mayo de 2007, según recordó, ha ido a universidades y escuelas con la idea de promover la lectura en de todos los niveles «del cero al siete, la lectura es para todos, la lectura no tiene ni raza ni sexo ni color, es para todos igual», subrayó.
Los géneros de los libros que empuja, dijo Murillo Gómez, son la narrativa, el cuento, la poesía, el ensayo y la historia.
Las obras que él quiere leer las compra, pero hay en Colombia instituciones, editoriales y patrocinadores que le regalan libros para promocionarlos, incluso recibe el pago por este oficio que lo ha hecho más cercano al mundo literario iberoamericano, dijo.
El colombiano afirmó que va a «vivir y respirar hasta el último momento proporcionando libros», aunque no renuncia a convertirse en un analista deportivo.
La FIL atrae cada año a autores, agentes literarios, bibliotecarios, libreros y más de mil 600 casas editoriales de 40 países y junto a ellos, más de medio millón de visitantes. EFE